CUIDADO Y DESARMADO DE UNA IMPRESORA



En esta entrada queremos compartir con ustedes información importante y valiosa acerca de la reparación de uno de los periféricos más complejos: LA IMPRESORA. Daremos algunos puntos en común entre las diferentes impresoras para facilitar una eventual reparación.
Además de los tipos de impresoras que todos ya hemos estudiado (matriciales, inyección de tinta, láser, etc.), existe la variante propia que cada marca ofrece para llevar adelante estos métodos. Es nuestro objetivo, entonces, brindarles en esta entrada los puntos en común para que puedan desarmar una impresora y rescatarla de cualquier situación agonizante.

1. DRIVERS Y PUERTO LTP

Parece tonto hacer referencia a elementos tan obvios, pero al momento de buscar las causas de un problema, éstos se convierten en una parada casi obligada para efectuar verificaciones. Varios técnicos pierden horas desarmando una unidad completa, para terminar dándose cuenta de que la falla están en la misma PC. Falta de comunicación con la impresora, aparición de caracteres extraños, impresiones fuera de margen o interrumpidas en forma abrupta son algunos de los indicadores de que hay problemas en estos sectores. Lo primero es corroborar la aparición de conflictos entre el puerto paralelo y algún accesorio instalado. Esto se soluciona en gran medida efectuando una actualización de los drivers correspondientes; lo mismo ocurre en el caso de la impresora. Si ninguno de estos pasos resuelve la situación, desinstalamos todo y volvemos a restaurar usando el instalador tradicional. Aclaramos este punto porque el método de agregar una impresora desde el Panel de control suele obviar la incorporación de archivos muy importantes para su correcto funcionamiento.


2. DESARMANDO LA IMPRESORA

Ahora que pasamos el control de rutina obligado, vamos a desarmar la impresora. Volviendo al tema de la variedad de marcas y modelos existentes en el mercado, deberíamos dedicar una revista entera a este punto si quisiéramos repasar el método para cada una. Como eso no es posible, vamos a tomar un estándar que representa a la mayoría: Epson Stylus Color 400. 

• ¿Por qué Epson? Porque son las más delicadas, debido a su sistema de cabezal incorporado a la impresora y no al cartucho, como ocurre en las HP. Esto, a su vez, implica que los insumos son mucho más baratos, con lo cual se vuelve muy popular entre los usuarios.

• ¿Por qué la Stylus Color 400? Porque su mecanismo y estructura la convierten en una impresora tipo dentro de la línea Epson. Por lo tanto, aprendiendo a manipular este equipo, resultará muy sencillo adaptarse luego a los otros modelos.

El proceso de desarme inicial es muy sencillo, ya que sacando la cubierta protectora, accedemos a la mayoría de los componentes fundamentales. Por lo general, el resto de la estructura está montada sobre partes metálicas unidas con tornillos y trabas bien visibles. De todas maneras, hay que ser muy cautos al realizar esta tarea, tratando de no forzar nada y llevando un estricto control de la ubicación exacta de los elementos que se extraen. Volviendo a la cubierta, ésta se encuentra sujeta con cuatro tornillos, dos a los costados de la bandeja de entrada del papel y otros dos que se observan con claridad al levantar la tapa que cubre el mecanismo. Para retirarlos, utilizamos un destornillador del tipo estrella o de cruz. Luego sólo hace falta tomar la cubierta por los laterales y levantarla para dejar todo al descubierto.


3. ¡MANOS A LA OBRA!

La impresora es uno de los periféricos más “reparables” que tiene la PC, porque cuenta con muchos componentes que pueden ser reemplazados o reparados a costos bastante inferiores que el de una unidad nueva; salvo excepciones, como el caso del cabezal de impresión, que puede ser bastante costoso. Lo importante es identificar bien cada falla, para así tomar las decisiones del caso sobre la base de la conveniencia de cada uno.



 4. LIMPIEZA Y LUBRICACIÓN DEL MECANISMO

Uno de los inconvenientes más comunes que suelen presentarse está en el mecanismo de impresión, compuesto por engranajes, correas y guías propensos a sufrir fallas de toda clase. Los síntomas típicos de estos casos son la presencia de ruidos, problemas en la carga de la hoja, textos desalineados o interrupciones en la impresión. Si observamos sobre el lateral izquierdo del equipo (viéndolo de frente), encontraremos un sistema de engranajes que controla la carga y el transporte de la hoja. El polvillo circulante en el ambiente suele impregnarse en la grasa que lubrica este sistema, formando una pasta que lo frena y puede provocar daños muy severos. Lo primero será hacer un control visual para observar el correcto estado de los dientes de cada engranaje. Luego, con un aerosol removedor de partículas o con alcohol isopropílico impregnado en un hisopo, quitamos toda la suciedad adherida, y con la punta de un destornillador plano, volvemos a colocar grasa lubricante en pequeñas proporciones sobre distintos puntos del mecanismo. Esta grasa debe ser exclusivamente la que se utiliza en equipos electrónicos; pueden consultar en algún comercio del ramo para elegir la correcta. 

Si miramos ahora en la parte frontal, encontraremos la guía sobre la que se desplazan los cabezales de impresión. Es imprescindible que ésta brinde las condiciones óptimas para que el mecanismo se deslice en forma suave y sin roces. En este caso, procedemos de una forma muy similar a la anterior: con los mismos elementos de limpieza quitamos todos los restos de polvillo y grasa vieja, y luego aplicamos pequeñas dosis de lubricante a lo largo de toda la guía.

Por último, otro elemento que influye en gran medida es la correa dentada que transmite el movimiento desde el motor. Esta debe encontrarse en buen estado y bien tensada. Si es necesario, con un paño humedecido en el mismo alcohol isopropílico, podemos limpiar su superficie para quitar cualquier partícula que esté ocasionando problemas. Sobre una de las puntas veremos un resorte que se encarga de mantenerla tensada. Verifiquemos que no esté vencido, ejerciendo la presión necesaria para tal fin.

Una vez realizados todos estos pasos, tendremos que efectuar un par de impresiones de prueba para lograr que el mecanismo se mueva y autolubrique. Si es necesario realizar algún reemplazo, precisaremos un manual de servicio de la impresora, donde figure el despiece correspondiente con los códigos de cada parte, para poder solicitarlos en fábrica. 









5. LIMPIEZA DE LOS CABEZALES

Uno de los componentes más delicados de la impresora es el cabezal de impresión. Además del desgaste propio debido al uso diario, este elemento suele sufrir constantes castigos al ser expuesto a recargas o a cartuchos de mala calidad. Los inyectores trabajan en condiciones que requieren una tinta que cumpla con requisitos mínimos de viscosidad y refrigeración, para evitar taponamientos y daños irreparables. 

No bien notamos la aparición de líneas blancas (ausencia de tinta) en las impresiones, podemos realizar el procedimiento de autolimpieza incorporado a la impresora. Pero si en el segundo intento no obtenemos resultados, debemos detener en forma inmediata el equipo y efectuar una limpieza manual. Resaltamos este punto debido a que, si forzamos a los inyectores a trabajar sin tinta circulante que los refrigere, corremos serios riesgos de causar daños que nos obliguen a un reemplazo inevitable. Muchas empresas de electroquímicos se dedican a comercializar líquidos especiales capaces de destapar los diminutos capilares e inyectores. Haciendo uso de ellos, aplicaremos un método que se divide en dos partes.

La primera es la más simple. Llenamos un recipiente no muy profundo con el líquido e introducimos el cabezal de manera que la única zona que quede sumergida sea la cabeza que contiene los inyectores, encargada de volcar la tinta sobre el papel. Deberá quedar en esta posición durante unas 12 horas, para así obtener los resultados esperados. Tenemos que evitar a toda costa que el líquido tome contacto con el circuito impreso, a fin de evitar cortocircuitos. 

Con esto nos aseguramos de destapar los inyectores, pero puede ocurrir que quede un remanente de tinta reseca en los capilares que transportan la tinta desde el cartucho. Por lo tanto, ahora pasaremos a la segunda parte, un tanto más delicada. Cargamos el líquido en una jeringa y le adosamos una pequeña manguera, que calce también en el pico que perfora el cartucho para absorber la tinta. A partir de allí comenzaremos a ejercer una pequeña presión a fin de inyectarlo en forma lenta por los capilares hasta que comience a salir por los inyectores. Luego volvemos a sumergir el cabezal otras 12 horas y verificamos los resultados haciendo una serie de pruebas de impresión. Como verán, éste no es un método para impacientes, ya que requiere varias horas para llevarlo adelante, y es probable que debamos repetir todos los pasos más de una vez.


6. SISTEMA DE AUTOLIMPIEZA

La mayoría de las impresoras posee, sobre el lateral derecho, un sistema de autolimpieza que, mediante un mecanismo compuesto por mangueras y almohadillas, absorbe la tinta desde el cabezal y la deposita en un “colchón” ubicado en la parte inferior del equipo. Este mecanismo se activa mediante software, desde un botón en la parte frontal o en forma automática una vez que transcurre un lapso de tiempo. El problema surge cuando la tinta se acumula en exceso y comienza a generar el efecto contrario, ocasionando taponamientos constantes. Si damos vuelta la impresora, encontramos una tapa de plástico negro que está sostenida por un tornillo y una pequeña traba metálica. Esta tapa contiene las almohadillas donde se depositan los restos de tinta. Con mucha paciencia, agua y jabón, limpiamos cuidadosamente cada una de ellas. Hacemos lo mismo con las pequeñas mangueras y el sistema de absorción. Una vez que todo está en condiciones, volvemos a montar el mecanismo y hacemos un par de limpiezas automáticas para corroborar el correcto ensamblaje de los elementos.






7. SENSOR DE MOVIMIENTO

El movimiento de cada uno de los motores está limitado por una serie de sensores que detectan cuando el mecanismo llega a un cierto límite. Uno de ellos se encuentra junto al sistema de auto limpieza y avisa cuando el cabezal de impresión llega al tope de la guía de desplazamiento. Por algún motivo, es común encontrar fallas en esos sensores, lo que determina que el movimiento del carro sea errático y se produzcan impresiones fuera de margen y hasta roturas de engranajes al forzar movimientos fuera del límite. Para verificar su correcto estado, tomamos un téster en la función de óhmetro y medimos la resistencia en las patas del sensor. Esta debería ser casi total; puede marcar, a lo sumo, un débil paso de la corriente. Si el téster indica una resistencia de 0 ohms, el componente está en cortocircuito, de modo que habrá que reemplazarlo. Lo mismo se aplica a cualquier otro sensor presente en la impresora.


8. MOTOR DE IMPRESIÓN

Uno de los motores principales es el que permite el movimiento de los cabezales, transportado por la correa de goma dentada. Si durante la impresión notamos una falla o ausencia de este movimiento, puede deberse a un problema en el motor. En la parte trasera hay 4 tornillos; si los quitamos con cuidado, accedemos al eje y a los conectores de las bobinas. Primero lubricamos el eje con una gota de aceite y luego medimos las bobinas con el téster puesto en óhmetro. Cada bobina debería darnos una resistencia aproximada de 18 ohms; si alguna marca un exceso hacia cualquiera de los límites, quizá esté cortada o en cortocircuito. Si está todo bien, armamos otra vez todo con cuidado y probamos la efectividad del proceso de lubricación.


 9. CINTA DE DATOS

Este es uno de los elementos que hay que reemplazar con mayor frecuencia. A fin de evitar paquetes con grandes cantidades de cables, se suele usar una cinta con varios conductores metálicos que transportan datos de una forma más prolija o minuciosa. El problema surge cuando el elemento receptor está en constante movimiento (como sucede con los cabezales), ya que esto genera pliegues que, con el tiempo, terminan por producir cortes. Muchas de las fallas en la impresión se deben a daños en alguno de los conductores de una de las cintas. Por lo general, éstas se conectan mediante pequeños zócalos que son muy simples de abrir para liberarlas. Una vez quitadas, medimos todas las puntas con el óhmetro para comprobar el buen estado de cada conductor. Es conveniente efectuar movimientos en la cinta mientras medimos, para sacarnos la duda de la presencia de un “falso contacto”. Luego, con un aerosol limpiacontactos, limpiamos la superficie de los zócalos y volvemos a instalar la cinta para efectuar la prueba correspondiente.







10. FUENTE DE ALIMENTACION

En la parte inferior trasera de la unidad, hay una tapa metálica que está sostenida por una serie de tornillos en los costados. Si los quitamos, podemos levantarla y veremos la placa principal y la fuente de alimentación. Un pequeño circuito impreso ubicado a la izquierda –que distinguimos porque el cable de la corriente se encuentra unido a él– es la parte que se encuentra más expuesta a sufrir daños provocados por variaciones abruptas en la línea de energía. Si la impresora no enciende, es muy probable que haya una avería en este sector. 
Se trata de una fuente conmutada, muy similar a la de las PC, con componentes muy simples de verificar, como fusibles, capacitores electrolíticos, bobinas y resistencias. Con el téster puesto en la función de óhmetro, podemos verificar cada uno de ellos y efectuar el reemplazo correspondiente.





Hasta aquí hemos visto los procedimientos de rutina para solucionar los problemas más sencillos que podemos encontrar en una impresora. De más está decir que existen miles de averías que sería imposible enumerar en una sola nota, muchas relacionadas con la placa principal que controla las funciones de impresión. 



Hasta la próxima y ¡A reparar se ha dicho!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias ☺️

Anónimo dijo...

Gracias por la información 😃

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